El enfoque asumido en el diseño, metodología y desarrollo de este estudio es el enfoque de derechos humanos.
El enfoque de derechos supone considerar a todas las personas – incluidas las personas con necesidades de apoyo o de cuidados sobre las que se proyecta el estudio – no como objetos pasivos de atención, sino como sujetos activos, a quienes se debe garantizar la dignidad, la igualdad, la autonomía, la participación y la inclusión plenas y efectivas en la comunidad.
Desde el enfoque de derechos, se considera que la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las personas con discapacidad, las personas mayores, la infancia y la juventud, y las personas sin hogar, es producto de la combinación de condiciones personales con barreras y actitudes sociales. Estas barreras explican, en gran medida, que estos grupos se vean especialmente afectados por el fenómeno de la institucionalización.
El enfoque de derechos supone considerar como derechos de todas las personas, y no como formas de atención social, médica o de beneficiencia, al derecho a elegir una forma de vida y ser incluida en la comunidad y al derecho a la prestación de apoyo personalizado en la comunidad.
En coherencia, con el enfoque de derechos, en el desarrollo del estudio se dará voz a las personas con discapacidad, las personas mayores, la infancia y la juventud, y a las personas sin hogar.
En el estudio se asume, también, una perspectiva transversal, interseccional y de género.
La perspectiva transversal permite poner de relieve los problemas comunes que enfrentan los grupos de personas protagonistas de la investigación, si bien se tendrán en cuenta las particularidades de cada colectivo.
La perspectiva interseccional tiene en cuenta las diversas formas en que se entrecruzan e interaccionan los factores de vulnerabilidad. Esta intersección incrementa el riesgo de ser objeto de procesos de institucionalización, exacerba su impacto negativo o plantea especiales dificultades a la hora de diseñar o desarrollar la transición al nuevo modelo comunitario.
La perspectiva de género atiende las construcciones sociales relacionadas con el sexo de las personas bajo el prisma de la igualdad, y se utiliza tanto en la composición del equipo de trabajo, como en el lenguaje, en el diseño de la metodología y en el desarrollo de la investigación.
El enfoque de derechos implica la adopción de una perspectiva holística que implica que el éxito de los procesos de desinstitucionalización no se debe medir solamente en términos de una reducción del número de personas que se encuentran en instituciones, sino que también debe medirse en términos de su impacto en el respeto, garantía y promoción del ejercicio y disfrute de todos los derechos humanos.
La desinstitucionalización requiere una reforma estructural y una estrategia integral que incluye el desarrollo de servicios alternativos de apoyo comunitario inclusivos y personalizados, planes individualizados de transición, presupuestos y plazos y cambios de actitud en todos los niveles.